Psicologia

Mandalas en la Psicologia Moderna

Jung introdujo la idea del mandala a la psicología moderna. 
Su descubrimiento fue producto de su propia búsqueda interior, cuando cada mañana esbozaba en su diario diseños circulares. Observó que estos cambiaban como reflejo de su estado de ánimo, y comenzó a investigar sobre los mandalas en las tradiciones de la India.
Así postuló que el mandala representa al self o sí mismo, y se corresponde con la naturaleza de la psiquis, ya que el patrón de desarrollo psicológico no es una progresión lineal sino que consiste mas bien en un continuo retornar al centro de la psiquis, al self, a la esencia.
Jung escribió que los mandalas se basan en la cuadratura del círculo. Su motivo básico es la premonición de un centro de la personalidad, de un cierto punto central dentro de la psique, con el que todo esta relacionado, mediante el cual todo se ordena, y que es en si mismo una fuente de energía. La energía del punto central se manifiesta en la compulsión y necesidad casi irresistible de llegar a ser lo que uno es, así como cada organismo tiene el impulso de asumir la forma característica a su naturaleza, cualesquiera sean las circunstancias.
Jung empleó la pintura de mandalas como recurso terapéutico para identificar desórdenes emocionales en sus pacientes y trabajar en procura de la integridad de la psiquis.
Las formas mandálicas son arquetípicas. Los arquetipos son ideas primordiales o modalidades de percepción heredadas, innatas, comunes a toda la humanidad, y que se expresan a través de las imágenes arquetípicas. Se encuentran en el inconciente de todas las personas y, como tales, aparecen en los sueños, fantasías, diseños y rituales, sin importar la edad o la cultura a la que la persona pertenece.
En cada mandala tradicional se puede distinguir un punto central, la influencia —o lo que sucede— hacia y desde el centro y la propia delimitación del círculo.
El punto central sería el núcleo de energía, de donde nace tiempo y espacio. La influencia que procede de ese centro o núcleo tiene que ver con un diálogo
hasta los límites. Con el enlace entre lo interno y lo externo, con una irradiación que viaja para regresar de nuevo al centro más íntimo Todo mandala se concentra en el núcleo, del que parte todo movimiento y al que todo conduce. Ese centro aparece como principio y fin de todos los caminos posibles.
El circulo del mandala refleja el carácter de contención del self para el anhelo que tiene la psiquis de alcanzar la autorrealización o totalidad. En el interior del mandala encuentran expresión los motivos del pasado común de todos los seres humanos, en los contornos,  y la manifestación de la individualidad (concebida como un objetivo destinado a perfeccionar), en el centro.
Casi todos los mandalas conservan una simetría y se construyen con los símbolos más sencillos y a la vez más potentes.
Estos símbolos que aparecen son medios de expresión del espíritu, no apelan a relaciones lógicas y consistentes sino que están estrechamente vinculados con los aspectos inconscientes de la psiquis. Se vinculan con el pensamiento intuitivo que procura conectar el interior del alma con el mundo circundante.

El hombre contemporáneo debe hacer centro en sí mismo en estos tiempos de transición, la necesidad de encontrar puntos de orientación en una nueva realidad nos lleva a enfocarnos en nuestro propio interior temporalmente. El mandala nos ayuda a recurrir a las reservas inconcientes de fuerza que hacen posible la reorientación en el mundo exterior.

El camino del mandala es una meditación activa con fines de crecimiento personal y enriquecimiento espiritual. Provoca la curación, el descubrimiento de sí y el crecimiento personal cuando realizamos una creación personal de color y forma contenida en un círculo. Podemos profundizar en el significado de quiénes somos realmente.
El mandala entendido como un psicograma o proyección de contenidos espirituales es un medio para invocar la energía divina que tiende a provocar el despertar de esta misma energía en quien lo observa. Representa las fuerzas cósmicas, es un lenguaje celestial. Por eso es utilizado para la elevación del estado de conciencia.
Actúan como concentradores y generadores de energía favoreciendo un despertar hacia niveles de conciencia superior, abriendo puertas de conexión con el mas allá.
El valor terapéutico de los mandalas reside en su capacidad de integrar el funcionamiento de ambos hemisferios cerebrales. Junto a la satisfacción de
hacerlos o colorearlos  este valor terapéutico  puede ampliarse con otros aspectos que lo estimulan, como la meditación. También la música, y su conocido don favorecedor del hemisferio cerebral derecho, ayudará a equilibrar el predominio del hemisferio izquierdo.
Al estar el sentimiento como función inferior en la conciencia de la persona, se ha privilegiado el pensamiento como la función superior. Situación que lleva a un estado de rigidizacion de la psiquis, abundante presencia de mecanismos de defensa como la nacionalización excesiva, negación predominante y excesivo uso de la lógica. A nivel cerebral, habría un predominio del hemisferio izquierdo, con su tendencia a lo digital. En consecuencia, el hemisferio derecho que abarca más la capacidad analógica, metafórica y lúdica, estaría atrofiado en muchas personas. Este fundamento neurocognitivo permite recordar la importancia de lo lúdico para el ser humano, el arte como alternativa plástica ante la rigidez, y sobre todo el acto de la confección de mandalas como un juego en el que circula libremente la imaginación sin evaluaciones, críticas ni miedo al ridículo.
Comparación de las características de la modalidad izquierda y la modalidad derecha

 Modalidad   Izquierda

Verbal: utiliza palabras para nombrar, describir, definir
Analítica: soluciona las cosas paso a paso, parte a parte
Simbólica: usa un símbolo para representar algo. Ej.: + representa suma
Abstracta: toma un pequeño fragmento de información y lo usa para representar el todo
Temporal: lleva cuenta del tiempo y ordena las cosas en sucesión
Racional: extrae conclusiones basándose en la razón y los datos
Digital: usa números, como al contar.
Lógica: extrae conclusiones basándose en la lógica. Ej.: teorema matemático
Lineal: piensa en función de ideas encadenadas, de modo que un pensamiento sigue directam ente a otro. Conclusiones convergentes.

Modalidad  Derecha

No verbal: utiliza la cognición no verbal para procesar las percepciones
Sintética: une las cosas para formar todos completos
Real: se relaciona con las cosas tal como son en el momento presente
Analógica: ve semejanzas entre las cosas, comprende las relaciones metafóricas
Atemporal: no tiene sentido del tiempo
Irracional: no necesita basarse en la razón ni en datos, posterga los juicios
Espacial: ve las relaciones entre una cosa y otra y la manera en que las partes se unen para formar un todo
Intuitiva: da saltos de comprensión, con frecuencia basándose en sensaciones, imágenes visuales, corazonadas.
Holista: ve la totalidad de las cosas de una vez, percibe las formas y estructuras en su conjunto. Conclusiones divergentes.


Los Mandalas actúan también equilibrando los chakras por medio de los colores y haciendo meditar el lado lógico de nuestro cerebro a través de las formas geométricas sagradas. El Mandala enviará impulsos a la mente interna llegando a los receptores del cerebro donde se procesará y se obtendrá una reacción.
Como se ha dicho, el meditar con Mandalas sana tanto a nivel físico como psíquico y espiritual. Es muy probable que se experimenten alteraciones en la conciencia, como la sensación de expansión de la misma. También suele traer "recuerdos" a la memoria conciente que los teníamos olvidados en el subconsciente, permitiendo así sacar las "trabas" de nuestra mente, para poder superar todas nuestras limitaciones a nivel psicológico-espiritual y enfermedades a nivel físico.
A nivel físico libera endorfinas (hormonas del placer) como consecuencia de la observación o creación de sus imágenes armonizadoras, lo que causa un efecto benéfico y relajador sobre el sistema endócrino y el sistema inmunológico se ve reforzado y fortalecido. Esto también favorece un insigth (darse cuenta) a nivel de la conciencia, lo que vuelve a liberar endorfinas retroalimentando el sistema.

La realización de mandalas en forma repetida entrena la meditación activa.
Las turbulencias externas nos llevan a buscar nuestra paz interna.
 Los mandalas nos facilitan este encuentro con nuestro centro, con nuestra esencia.
Cuando usamos los mandalas para prácticas meditativas podemos encontrarnos con el “observador” o “testigo”: una parte de nosotros que nos observa sin juzgarnos. Este no juicio sirve para tener más claridad de lo que es la realidad. 
La mente generalmente enjuicia automáticamente y entonces la visión de la realidad pasa a ser parcial. Si logro tomar esta visión puedo tener una idea mas amplia, y puedo encontrar soluciones alternativas. El testigo es como una foto: veo que piensa mi mente, que emociones y sensaciones tiene mi cuerpo, pero no juzgo.
Si puedo hacer esto no me identifico con lo que veo. Si puedo ver mi cuerpo, mis sensaciones y emociones, entonces yo no soy eso, mi conciencia es algo más amplio que eso.
Si me identifico con lo que pasa afuera (problemas económicos, cambio climático, inseguridad) paso a ser parte de eso. Si logro observarlo desde afuera puedo pensarlo como una idea más del afuera.
Si me identifico con el pensamiento negativo que surge me convierto en este pensamiento negativo, y no veo todo el resto.
Si logro mantener el testigo, veo el pensamiento negativo sin juzgarlo y sin identificarme con él. Lo mismo con las enfermedades (soy enfermo o tengo una enfermedad?)
Junto con el desarrollo del testigo empiezan a aparecer ciertas cualidades en nuestra conciencia, el desarrollo del testigo nos lleva a ver como actúa la mente pero a no actuar desde la mente.
La mente está en la polaridad y el estrés. El testigo ve totalidades.
La mente es ansiosa, quiere todo ya (cuando se focaliza en el futuro, si se enfoca en el pasado añora). El testigo es paciente.
Si tengo mi testigo que se da cuenta que estoy sintiendo ansiedad o impaciencia, registro esto y apelo a la configuración energética contraria: la paciencia.
Si me aburro apelo a mi capacidad de asombro, a ver todo como si fuera la primera vez.
Si siento rebeldía apelo a la aceptación de la realidad tal cual es, pensando que lo que es así es maravilloso porque ES. (no es lo mismo que resignarse, eso seria pasividad).
Al separar y vivir en la dualidad siempre hay una barrera, un contrario. Por lo tanto surge el miedo.

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